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Villa Nueva, febrero 2024

 

Querida comunidad murialdina:

Con el miércoles de cenizas nos disponemos a iniciar el tiempo, espiritual y fraterno de Cuaresma. En este tiempo de conversión, la Iglesia nos invita a todos a renovar nuestra fe y esperanza, acogiendo el amor y la misericordia de Dios. La Cuaresma nos propone prepararnos para celebrar el acontecimiento central de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, su misterio pascual. Es un tiempo también de purificación y penitencia por el dolor que hemos causado por nuestras faltas.

 

Lamentablemente no han faltado ocasiones que han puesto en evidencia nuestra fragilidad, pienso en la salud, la educación, la economía y en todos esos momentos que en nuestra sociedad se hacen más dramáticos entre lo vulnerables. Asimismo, algunas manifestaciones climáticas, de inusual intensidad, han causado graves daños a familias que han visto perder sus hogares, así como también actividades agrícolas y económicas, trayendo incertidumbre e inseguridad a numerosas personas que trabajan en estas actividades durante el verano. Ante este conjunto de situaciones, muchas personas se preguntan ¿qué nos está diciendo el Señor? ¿qué podemos hacer para vivir nuestra condición de cristianos en el tiempo presente?

 

Junto con ello, creo que es oportuno también dar gracias a Dios por las innumerables expresiones de fraterna solidaridad, caridad y cercanía de la comunidad, vecinos y amigos, que han procurado acompañar con lo necesario y sobre todo la oración.

 

Meditar con corazón sincero la Palabra de Dios, fuente permanente de sabiduría y luz para el discernimiento cotidiano, cobra especial importancia en este tiempo litúrgico de Cuaresma. No dejemos de enriquecernos con la PALABRA de cada Domingo, más allá de las reales posibilidades que cada uno tenga de participar en la Santa Misa, la oración es la primera actitud del cristiano, al descubrir el amor de Dios en todos los acontecimientos de su vida, siguiendo el consejo del Señor Jesús: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque quien pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama se le abrirá (Mt 7, 7- 8). La oración personal, comunitaria, ante el Señor presente en la Eucaristía, y en cualquier otra de sus expresiones, es siempre camino seguro para descubrir la voluntad de Dios, particularmente en este año en que como comunidad parroquial se nos llamará a “Abrir caminos nuevos de esperanza”

 

El Papa Francisco, en su Mensaje para este tiempo, nos recuerda: “que es tiempo de actuar y también tiempo de detenerse en oración, para acoger la palabra de Dios y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor, por eso la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes sino un único ejercicio de apertura, de vaciamiento. En la medida que esta cuaresma sea conversión, entonces la humanidad extraviada sentirá un estremecimiento de creatividad; el destello de una nueva esperanza” (Mensaje Cuaresma 2024).

 

Querida comunidad, vivamos esta Cuaresma como camino de conversión y purificación, de ayuno, oración y fraternidad. Con la valentía de abrir nuevos caminos que nos permitan ver más allá de nuestra realidad, una valentía que nos impulse siempre hacia adelante.

Buen camino cuaresmal

 

 

 

p. Jesús Francisco Castillo Bravo csj

ADMINISTRADOR PARROQUIAL

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